En un mundo muy próximo las casas serán casas de emisiones cero. Hoy en día conseguir una casa de emisiones cero es relativamente muy sencillo. La construcción tiene a ello. La cuestión es hacerlo optimizando la inversión.
Confiar sólo en medio técnicos o tecnológicos para producir energía es una táctica que puede resultar errónea con el tiempo. Incorporar elementos de diseño, orientación, climáticos, en definitiva, cuanta más ciencia y sabiduría popular incorporemos mejor. No sólo ciencia electrónica, sino ciencia de toda la vida. Las pautas genéricas deben ser adaptadas a cada vivienda y cada lugar. El diseño de los elementos constructivos son pilares básicos que potencian la efectividad en conseguir una vivienda de emisiones cero. Pero todo ello ha de ir acompañado de una reeducación de nuestro modo de vivir dentro de ella.
Las soluciones más naturales se basan en principios de sabiduría popular, correcto diseño y definición constructiva, como la ganancia del sol durante el día en invierno o la protección solar en verano, la ventilación o la correcta regulación de la humedad.
Seguidamente exponemos algunos consejos para mantener un equilibrio entre vida emisiones cero.
En referencia a la casa:
Estudiar el terreno. Aplicar el mejor aprovechamiento de recursos naturales. Sol, ventilación, acceso a agua de lluvia, espacio para cultivo, etc.
Adecuar la orientación de la casa a la luz solar, regulando ventilaciones con aleros, porches, aislamientos de fachadas, protección solar en ventanas, etc.
Posibilidad de incorporar instalaciones de generación de energía solar. El objetivo de calentar agua caliente y producir electricidad.
Uso de materiales naturales y ecológicos con capacidad aislante o inercia térmica que ayuda a reducir la demanda energética.
Canalizaciones y almacenamiento de agua de lluvia optimizadas. Además de aprovechar el agua residual para el regadío.
En referencia a nuestro día a día para un mundo más sostenible reduciendo nuestra huella ecológica empezando desde casa:
Ahorro energético y de agua. Es el cambio más significativo y que más puede ayudar en la creación de un hogar sostenible y en equilibrio con el medio ambiente, reeducarnos en acciones sencillas sin perder confort. Como por ejemplo, abrir las ventanas durante las noches de verano, reducir las corrientes de aire manteniendo estancias cerradas y bien aisladas. Graduar la entrada o salida de sol en verano e invierno respectivamente, no calentar las habitaciones que no se usan, etc.
Menos espacio. Menos es más. No sólo hemos de plantearnos cuánto espacio necesitamos para vivir si estamos en disposición de comprar una nueva vivienda, hay que plantearse las compras diarias, las envases, reutilizar y saber conservar.
Una vida autosuficiente. Cultivar nuestros alimentos tiene múltiples ventajas. Podemos hacer compost de los propios residuos. Es importante recordar cuándo vamos al supermercado, comprar productos locales y a poder ser, ecológicos que no hayan sido transportados desde largas distancias.