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Alimentación, una pieza clave para lograr nuestro bienestar

Principios para su desarrollo

Autor: Ministerio de Salud (fuentes)

Como si de parte de un mecanismo se tratara, conseguir el bienestar que nos ayude a estar bien con nosotros mismos no es tarea de un único factor, sino que requiere del trabajo en diferentes áreas como la actividad física, el entorno laboral, la vida social y familiar, una sexualidad satisfactoria y como no, una alimentación sana. Pero, ¿Cómo conseguimos alcanzar una alimentación adecuada y cuales son los principales retos a los que nos enfrentamos para alcanzarla? Veamos si con los siguientes consejos nos resulta más fácil.
 
 
 
¿Por qué no conseguimos comer de manera saludable?
 
Algunas dietas se caracterizan por una serie de normas que tanto física como psicológicamente son humanamente imposibles de mantener en el tiempo. Salvo que exista una razón de salud, es decir, una dieta muy restrictiva debido a una enfermedad grave, está demostrado que nadie puede vivir con el estrés diario y las emociones negativas que supondrían por ejemplo seguir indicaciones como: el zumo de un pomelo, tres nueces, media taza de leche….
 
También las dietas incluyen alimentos que sólo se pueden encontrar en establecimientos especializados, pesar las cantidades, consumir alimentos sólo a determinadas horas del día, tipos de elaboración específica, combinaciones de alimentos que requieren un registro semanal…en definitiva, una carga emocional constante que eleva los niveles de ansiedad y estrés y que producen emociones negativas que desembocan en una pérdida total de la motivación.
 
Las dietas son normas y restricciones que se tienen que seguir durante un tiempo con el fin de perder, o ganar, según el caso, peso. Es algo que, al ser temporal y no habitual, hace que no estemos preparados, nos exige un esfuerzo extra e incrementa la ansiedad. En cambio, comer sano significa desarrollar hábitos de alimentación que deben acompañarnos toda la vida y que nos permitirán tener un peso estable y una buena salud. Una persona que come de manera saludable no necesita hacer un esfuerzo extra, está bien alimentada y por tanto, no engorda.
 
 
Errores más habituales al intentar modificar el tipo de dieta
 
 
-Focalizar la atención en la comida y la falta de control de peso durante un periodo de tiempo produce ansiedad y en ocasiones tendencia a comer más.
 
-Mantener un tipo de alimentación extraordinaria de manera únicamente temporal en lugar de enseñar a comer bien y para siempre.
 
-Directrices sin evidencia científica para conseguir el milagro de perder peso en poco tiempo.
 
-Deseducar en lugar de educar para la salud. Seguimiento de dietas comerciales que abusan de la falta de información y están destinadas a crear falsas expectativas.
 
-Apelar al esfuerzo, la fuerza de voluntad y el autocontrol de la persona en lugar de diseñar un programa destinado a cambiar los hábitos que funcione además en la mayoría de las personas.
 
-Limitar la ingesta a un número muy reducido de alimentos y muy bajos en calorías.
 
-Llevar a algunas personas a intentar seguir dietas muy restrictivas con poca cantidad de comida e ingesta de calorías que llevan a situaciones de ansiedad, pérdida de control y atracones compulsivos.
 
-Comer de manera moderada, pero ingiriendo alimentos con alto valor calórico como fiambres, dulces o comida muy procesada.
 
-Cocinar todos los alimentos de la misma manera.
 
-Adoptar una actitud excesivamente perfeccionista.
 
-Saltarse comidas.
 
-Negarse a comer determinados alimentos que no resultan agradables pero que son importantes para cubrir las necesidades nutricionales del organismo.
 
-Hacer dietas muy rápidas.
 
-Ingerir diuréticos o laxantes.
 
-Compensar inadecuadamente las calorías con exceso de ejercicio.
 
-Mantener de manera indefinida restricciones alimentarias que se aprendieron al realizar una dieta y que ocasionan finalmente problemas de salud.
 
-Usar las dietas para compensar problemas de imagen corporal poco realistas o dismorfia muscular, lo que conocemos también como vigorexia.
 
-Usar las dietas para compensar problemas de falta de éxito en las relaciones sociales o de búsqueda de pareja.
 
 
 
Estrategias para afrontar con éxito el inicio de una alimentación más saludable
 
Lo primero que se recomienda es eliminar las falsas creencias que rodean a la palabra DIETA o alimentación saludable. Cuando nos planteamos la realización de algún tipo de régimen para mejorar nuestra alimentación o perder unos kilos, automáticamente experimentamos un desasosiego emocional producido por el esquema mental que asociamos a la palabra DIETA. Asociamos la palabra a fuerza de voluntad, disciplina, esfuerzo, constancia, tenacidad, resignación, renuncia, frustración, aburrimiento…lo que trae como consecuencia que percibamos cualquier tipo de esfuerzo como algo inalcanzable.
 
Llevar una alimentación saludable requiere ciertas dosis de autocontrol, constancia, disciplina o renuncia cuando no se han desarrollado previamente hábitos saludables y hay que adquirirlos o recuperarlos. Sin embargo, una vez instaurados, normalizados e integrados en nuestro estilo de vida no tiene sentido seguir pensando así ya que comer bien no nos costará tanto esfuerzo y conseguiremos mantener estos hábitos a lo largo del tiempo.
 
Hay que tener en cuenta también que la falsa idea sobre la alimentación se debe a la existencia de muchos tratamientos y dietas. Tenemos que tener en cuenta que muchos no están probados científicamente y que han supuesto la creación de una industria millonaria.
 
En resumen, una garantía de éxito es pensar en positivo y olvidar que para alimentarse bien, perder peso y mantenerlo, hay que llevar una vida frustrante y aburrida.
 
 
Pautas para comenzar con hábitos de alimentación saludables.
 
 
Planifica tu alimentación de manera semanal y no diaria. Es más fácil y si consigues comer bien toda la semana terminarás comiendo bien todos los días.
 
-En esto tampoco hay que ser perfecto. Establece metas realistas. Tener una actitud excesivamente perfeccionista acarrea menos emociones positivas, menos adaptación y consecuentemente puede derivar en situaciones de ansiedad o en un atracón compulsivo. Hay que intentar comer bien durante toda la semana, aunque las cantidades diarias no sean equilibradamente perfectas.
 
-Si la realidad no se adapta a la alimentación saludable trata de adaptar la alimentación saludable a la realidad. Se trata de ser flexibles en términos de horarios, compromisos, problemas, obligaciones e incluso la propia personalidad. Por ejemplo, si te resulta complicado tomar tres piezas de fruta al día, toma al menos una, no abandones por no haber llegado a tu objetivo. Por eso es importante fijarse objetivos semanales y no diarios, porque desde el punto de vista emocional es mejor plantearse la conveniencia de tomar fruta diariamente e intentarlo que abandonar por no haber seguido la pauta. Esta rutina se irá instaurando poco a poco en la vida diaria hasta que deje de suponer un sacrificio y se convierta en un placer al que no querrás renunciar.
 
-Si no puedes realizar cinco comidas diarias, realiza al menos tres. Tenemos un estilo de vida a veces incompatible con seguir esta recomendación, pero realizar al menos tres ingestas sí lo es. Por supuesto, siempre que se pueda hay que realizar cuatro o las cinco recomendadas.
 
-Yo no desayuno (o no me da tiempo o no me entra nada). Hay que olvidarse de plantearse mil razones para no desayunar y esto sí requiere un cambio de actitud ya que el desayuno es imprescindible. Si no se está habituado, hay que probar ingiriendo pequeñas cantidades de alimentos, si no se es amante de la leche, puede sustituirse por derivados como el yogur o el queso y si el problema es la falta de tiempo, es más fácil de solucionar: levantarse antes o dejar las cosas preparadas la noche anterior para dedicar ese tiempo al desayuno es una buena opción.

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